La creatividad de la memoria

"El recuerdo es algo vivo, cambiante y plástico, que evoluciona, asimila y desasimila nociones de espacio, de tiempo y personas. Pero durante este proceso impone a la razón representaciones mutiladas o enriquecidas"

(Santiago Ramón y Cajal)

Los avances en los mecanismos que regulan las facultades mentales han dado validez científica a la antigua creencia respecto de la inexactitud de la memoria.

La memoria tiene el poder de reconstruir las experiencias que guarda y, a menudo, lo hace para adaptarlas al guion de vida que vamos construyendo, compatibilizarlas con nuestros puntos de vista, etc.

¡La memoria es creativa!

Fue el psicólogo Frederic Bartlett quien estudió, por primera vez, la tendencia de la memoria a remodelar los recuerdos: nuestra memoria no reproduce una una copia fiel de la realidad ya que las cosas nuevas que aprendemos y las que ya sabemos se influencian recíprocamente. Barltett sostenía que la información que vamos adquiriendo altera y reorganiza la que ya tenemos guardada y a la inversa. Los recuerdos del pasado que vamos almacenando también modelan la información recién captada con el fin de evitar contradicciones que alteren nuestra armonía emocional. El resultado es un recuerdo diferente compuesto de una mezcla de lo antiguo y lo nuevo.

Recordar no es un acto objetivo e independiente de nuestra manera de ser o del contexto socio-cultural. Al evocar algún suceso vivido recientemente, lo pasamos por el filtro de nuestra personalidad y de las creencias y valores que hemos ido asimilando a lo largo de nuestra vida.

Este psicólogo evidenció que al reproducir un evento solemos, sin darnos cuenta, adaptarlo o incluso distorsionarlo para que refleje con la mayor fidelidad nuestra forma de ver las cosas. Y en ese proceso de "normalización" nuestra memoria incorpora al relato matices que reflejan nuestras creencias, valores, e incluso opiniones así como los de nuestro grupo socio-cultural.

La memoria reconstruye nuestro pasado