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Drogas II: "Puro brío"


drogas II puro brio

"En el fondo, todo placer es placer del espíritu; allí reposa esa fuente inagotable, mandando bajo la forma del deseo que ninguna satisfacción sabría saciar"
E. Jünger

Aquí incluiríamos aquellas substancias estimulantes


  1. Estimulantes vegetales: Café y Coca

  2. Estimulantes químicos: Cocaína, Crack, Anfetaminas y Cafeína


Los estimulantes actúan como un potente combustible. De hecho, los consumidores cuando los necesitan hablan de: "necesito gasofa pal cuerpo", "ya no me queda gasolina" o "estoy en reserva"...


Estas no son substancias que se consuman buscando una sedación, o apaciguar el dolor o el sufrimiento sino más bien todo lo contrario, despejan la somnolencia y aumentan/fomentan el entusiasmo. Habitualmente son utilizadas para combatir el cansancio, la fatiga, el desánimo y el hambre (las anfetaminas fueron utilizadas en los años 6o del siglo pasado por muchas mujeres para perder peso y adelgazar sin conseguirlo). También son utilizadas para contrarestar los efectos de otras substancias que producen sedación, como por ejemplo el alcohol, y a la inversa también. De hecho los consumidores habituales de cocaína lo son también de alcohol ya que de esta manera el efecto apaciguador de éste último les permite seguir consumiendo cocaína.


Este tipo de drogas provocan un estado de activación más cerebral que emocional. Esa euforia psíquica permite, controlando su administración, llegar a altos grados de concentración, motivación y atención; pero las lindes son tan fáciles de traspasarse que pueden producir los efectos contrarios: fuga de pensamientos, falta de concentración y discurso incoherente y sin sentido.


Los estimulantes suelen poseer un factor de tolerancia muy alto y la posibilidad de desarrollar una adicción a éstos es muy alta siendo su poder corrosivo a nivel orgánico muy serio. Dañan seriamente el cerebro, el hígado y el riñón.


Mi experiencia con pacientes adictos a este tipo de substancias, me ha demostrado que grandes dosis de estimulantes (esto se puede generalizar a cualquier otra droga) produzcan efectos placenteros. Por lo que relatan en consulta, la experiencia va cada vez "de mal en peor" por otra parte, también, como corresponde a la hiperintoxicación del adicto. Estos efectos desagradables van desde dolores de cabeza muy intensos, ansiedad aguda, arritmias y muy frecuentemente delirios persecutorios.


Un gran sector de la psiquiatría se decanta por establecer que el abuso y dependencia de este tipo de substancias deba explicarse siempre en función de un tipo psicológico determinado, pues la inmensa mayoría de los seres humanos evitará estos efectos. Sería peligroso esbozar rasgos genéricos de dicho patrón psicológico si bien otro sector de la psiquiatría y/o psicología habla de: falta de energía intelectual, alguna forma de infantilismo o retraso.















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